Érase una vez y mucho más será

Érase una vez y mucho más será. Johanna Schaible

Hay libros que evaden cualquier tipo de clasificación atendiendo a sus posibles destinatarios. Y Érase una vez y mucho más será, de la autora y artista visual suiza Johanna Schaible, es una buena prueba de ello. Desde la misma dedicatoria Schaible lo hace notar: "Para los adultos del mañana y los niños de ayer", escribe, dejando claro que se trata de una lectura para personas de cualquier edad.

¿De qué trata esta obra? Es una historia de la Tierra (desde los remotos tiempos de su formación) y de las criaturas que la han poblado hasta el presente, expuesta con admirable síntesis poética. A primera vista, uno pensaría que se trata de un libro informativo, pero es mucho más, porque las ilustraciones optan por un estilo eclectico que va del naturalismo al impresionismo y el expresionismo. Cada doble página reclama una información previa por parte del lector para que este “complete” con sus conocimientos lo que enuncian concisamente los textos (“Hace miles de millones de años se formó la Tierra”, “Hace cientos de millones de años la gente se mudaba de un lugar a otro”…) y cada dibujo.

Una de las cosas que llama la atención es la naturaleza del libro, su concepción como un triple discurso que se resuelve a través de la interrelación de las palabras, las imágenes y el diseño. Las ilustraciones creadas por Schaible ocupan totalmente cada página del libro (reservando únicamente un espacio mínimo para una línea de texto) con una peculiaridad: las páginas empiezan a reducir su tamaño a medida que el discurso se acerca al presente. Pero justo a la mitad del libro, la autora comienza dirigirse al lector preguntándole sobre aspectos de su vida, y a partir de ese momento las páginas empiezan a crecer hasta adquirir sus dimensiones originales. La última interrogante, con la que cierra el libro, está relacionada con el futuro y cada lector tendrá su propia respuesta para ella.

Érase una vez y mucho más será no solo es un álbum original y hermoso, sino también una metáfora sobre el tiempo y su devenir, sobre la historia y el desarrollo de todo lo que ha vivido sobre el planeta, una invitación a pensar acerca de cuál es nuestro lugar en el mundo. Seguramente, al llegar al final de esta obra, muchos volverán a sus páginas iniciales más de una vez. Al menos, así me ocurrió a mí. 

Un libro singular, retador y significativo tanto por su concepción gráfica como por su propuesta conceptual. 
Sergio Andricaí­n