Los carpinchos

Los carpinchos. Alfredo Soderguit

La primera vez que yo vi un carpincho aún no había cumplido treinta años, aún no tenía un hijo y aún no sabía lo que era un carpincho. En realidad, casi no sabía nada, pues uno empieza a saber algo cuando pasan esas tres cosas que dije arriba.
 
Recuerdo que al ver los carpinchos, caminando en grupos y sin inmutarse, pensé: estoy en una película de animales que se extinguieron o estoy soñando. Pero ni una cosa ni la otra. Simplemente estaba parada frente a un animal muy común que no es común en mi país natal, aunque los carpinchos sean comunes en América del Sur. Ese día, como estaba en un zoológico brasileño, tampoco me enteré de que se llamaban carpinchos. La persona que me había invitado al zoológico me dijo que se llamaban capybaras. Ahora sé que también pueden llamarse ronsocos y chigüires o chigüiros, todo depende del país donde uno esté parado.

Hoy por ejemplo, yo estoy flotando. No estoy parada en ningún país. Acabo de terminar de leer Los carpinchos, un libro publicado por Ediciones Ekaré, escrito e ilustrado por Alfredo Soderguit, un importante artista uruguayo. La razón por la que floto tiene que ver directamente con la lectura de Los carpinchos y con el disfrute de sus páginas: libro casi cuadrado que diseñó  Alejandra Varela.  

Al abrir el libro viajé ocho años atrás. Ahora ya tengo más de treinta años, ya tengo un hijo y ya sé qué son los carpinchos. Además, estoy leyendo un libro llamado como ellos. Además, estoy viendo ilustraciones de una ternura implacable, como ellos, dibujadas como si fueran un cómic muy simple con poquitos personajes. Los personajes son los carpinchos, las gallinas, los cazadores y un perro. Los cazadores. Además, aquel era un lugar agradable y seguro.

Los ojos de los carpinchos, ligeramente asombrados, se mantienen expectantes desde la primera hasta la última página, eso hace que uno se mantenga igual. Alfredo Soderguit es un maestro de las emociones. La fábula está escrita con el mínimo de palabras, y esas palabras forman oraciones muy breves que dicen solo lo preciso. 

A pesar de exponer el conflicto de la manera más bella y simple, nada pincha ni sobresale en sus páginas. Uno puede sentir el olor del granero, la quietud del río por donde llegaron los carpinchos, el lomo crispado del perro cuando descubre que hay visita, la parsimonia de los días que transcurren antes del cambio final. 

La sencillez de Los carpinchos es un deleite. Todo lo que debe saber un niño antes de cumplir treinta años sobre la amistad, la convivencia, la tolerancia y la capacidad de adaptación, Alfredo Soderguit lo ha dibujado y Ediciones Ekaré lo ha convertido en libro.

Obra ganadora del Premio Fundación Cuatrogatos 2021.
Legna Rodrí­guez Iglesias