'La oruga muy hambrienta', de Eric Carle. New York: Philomel Books, 1994.
  • 'La oruga muy hambrienta', de Eric Carle. New York: Philomel Books, 1994.

Eric Carle y la oruga muy hambrienta

Rita Casal

Eric Carle, uno de los más importantes autores e ilustradores de libros para niños dem todos los tiempos, nació el 25 de junio de 1929 en Syracuse, Nueva York. Sus padres Erich y Johanna Carle, que eran inmigrantes alemanes, lo llevaron a vivir a la ciudad de Stuttgart cuando tení­a seis años de edad. Allí­ Eric cursó todos sus estudios y se graduó en la prestigiosa Akademie der Bildenden Künste en 1950.

La Segunda Guerra Mundial dejó una huella indeleble en Eric. Cuando tení­a 10 años, su padre fue enrolado en el ejército alemán, los soldados rusos lo capturaron y encarcelaron. Mientras tanto, Eric fue evacuado al pueblo de Schwenningen, con el fin de protegerlo de los bombardeos. Aunque apenas tení­a 15 años de edad, al igual que otros muchos niños, fue obligado a cavar trincheras en el frente de Siegfried. Mientras realizaba ese trabajo, presenció el asesinato de varios prisioneros rusos, un recuerdo que, según su esposa Barbara, lo acompaña desde entonces como una pesadilla. Cuando el padre retornó a casa, después de permanecer ocho años en prisión, pesaba solamente 85 libras: era otra persona. -Volvió fí­sica y psicológicamente devastado , ha dicho Carle. Nunca pudo recuperar el entusiasmo y la alegrí­a de vivir que siempre lo habí­an caracterizado. Para Carle, ese fue un duro golpe, pues, aunque agradece a su madre lo mucho que lo quiso y lo cuidó, su relación con ella nunca fue tan especial como la que mantuvo con su padre, que él sintetiza en dos palabras como -terriblemente importante .

Otra figura que desempeñó un papel relevante en la vida del futuro ilustrador fue su profesor de arte Kraus, quien, al darse cuenta de la sensibilidad particular de su joven discí­pulo, lo invitaba a su casa para que pudiera contemplar obras de artista prohibidos por el régimen nazi, como Klee, Matisse y Picasso. Esas visitas le permitieron a Carle descubrir una concepción del arte muy distinta de la que imperaba en la Alemania de su adolescencia.

Eric volvió a Estados Unidos en el año 1952. Llevaba solamente 40 dólares en un bolsillo y un montón de sueños en el otro. Seis meses más tarde, se incorporó al ejército estadounidense durante la Guerra de Corea. Fue asignado a una base militar en Alemania, donde trabajó en las oficinas de correo. En 1954, empezó a trabajar como diseñador gráfico en el departamento de publicidad del periódico The New York Times, pero no por mucho tiempo, ya que en 1956 consiguió uno mejor como director de arte de la agencia de publicidad L. W. Frohlich & Co., firma con la que se mantuvo hasta que en 1963 emprendió su camino como artista independiente.

Su debut como ilustrador de libros guarda estrecha relación con una langosta roja y a unas pastillas antihistamí­nicas. En 1962, el conocido escritor de libros infantiles Bill Martin Jr. vio la langosta que Carle habí­a dibujado para un anuncio publicitario de unas pí­ldoras antihistamí­nicas y le interesó su trabajo. Se reunió con él y le propuso que se encargara de hacer los dibujos de su nuevo libro. Así­ nació, en 1967, el álbum Brown Bear, Brown Bear, What Do You See? que rápidamente se convirtió en un best seller. -¡Qué libro tan inspirador! , ha comentado. Al hacer sus ilustraciones, recordó las grandes hojas de papel, las pinturas, los pinceles y las tijeras que usaba en la escuela.

No fue hasta 1969 que se decidió a hacer una obra responsabilizándose no solo de las imágenes, sino también del texto: 1, 2, 3 to the Zoo. La aceptación que tuvo lo decidió a hacer el ya clásico The Very Hungry Caterpillar, que se ha publicado en español con los tí­tulos La pequeña oruga glotona o La oruga muy hambrienta. Cuando concibió la idea de este álbum, el personaje principal iba a ser un gusano, pero su editora Ann Beneduce no se mostró muy satisfecha y a Carle se le ocurrió transformarlo en oruga.

La obra, que vio la luz en 1969, es sin duda alguna su libro más popular. Desde que apareció ha sido traducido a 47 idiomas y ha vendido 33 millones de ejemplares. Fue escogido por The New York Times como uno de los diez mejores pictures books del año y ganó numerosos premios, entre ellos el American Institute of Graphic Arts y el Best Children's Books of England (1970), el Grand Prix des Treize en Francia (1972), el Brooklyn Museum Art Books for Children (1973) y el Nakamori Reader's en Japón (1975).

La década de 1970 fue particularmente fructí­fera para Eric Carle. Durante estos años escribió e ilustró casi una veintena de libros, entre los que se destacan The Tiny Seed y Pancakes, Pancakes, de 1970; Do You Want to Be My Friend? y The Secret Birthday Message, de 1971; The Very Long Tail, Walter the Baker y The Rooster Who Set Out to See the World, de 1972; See a Song y Have You Seen My Cat?, de 1973; All about Arthur (an Absolutely Absurd Ape), de 1974; The Mixed Up Chameleon, de 1975; The Grouchy Ladybug, de 1977, y Watch Out, a Giant!, de 1978. Pero, además, en este perí­odo ilustró obras con textos de otros autores, como Tales of the Nimipoo, de Eleanor B. Heady, y The Boastful Fisherman, de William Knowlton, de 1970; Feathered Ones and Furry (1971), de Aileen Fisher; Why Noah Chose the Dove (1974), de Isaac Bashevis Singer, y The Hole in the Dike (1978), de Norma B. Green.

En los años 1980 continúa su labor como autor e ilustrador con tí­tulos como The Honeybee and the Robber (1981), Catch the Ball, What's for Lunch? y Let's Paint a Rainbow (1982), The Very Busy Spider (1984), Papa, Please Get the Moon for Me (1986) y A House for Hermit Crab (1988). Y sigue enriqueciendo con su gráfica las obras de otros escritores: Otter Nonsense, de Norton Juster (1982); The Mountain That Loved a Bird, de Alice McLerran (1985); The Greedy Python y The Foolish Tortoise, de Richard Buckley, ambos en 1985; Chip Has Many Brothers, de Hans Baumann (1985) y The Lamb and the Butterfly, de Arnold Sundgaard (1988).

En 1991, vuelve a colaborar con Bill Martin, el autor que lo introdujo en el mundo de los libros para niños, en Polar Bear, Polar Bear, What Do You Hear. Ilustra también Dragons, Dragons & Other Creatures that Never Were (1991), de Laura Whipple. Y continúa entregando nuevos proyectos personales como el muy exitoso The Very Quiet Cricket (1990), al que siguen Rooster's off to See the World (1991), Draw Me a Star (1992), Today is Monday (1993), Flora and Tiger (1997) y From Head to Toe (1997).

Es importante añadir que en distintos momentos de su trayectoria Carlé ha recreado, contándolos e ilustrándolos a su manera, relatos de autores como los hermanos Grimm (Seven Tales by the Brothers Grimm, 1976) y Andersen (Hans Christian Andersen, 1978) y fábulas de Esopo (Twelve Tales from Aesop, 1980).

Carle ha revelado que muchos de sus libros se inspiran en los momentos felices que compartió con su padre: -Un hombre que me llevaba a largas caminatas por el campo y los bosques, y me explicaba las maravillas de la naturaleza, me hablaba de las abejas, las hormigas, las ranas y las aves, y de los pequeños insectos que estaban bajo la corteza de los árboles muertos . Carle sugiere que quizás su profusa utilización de colores brillantes sea una respuesta a lo grises que se volvieron, con las penurias de la guerra y la lejaní­a de su padre, sus años de infancia.

La oruga muy hambrienta ha sido objeto de múltiples interpretaciones y algunos han visto en la obra una alegorí­a del cristianismo y del capitalismo. Otros, una reflexión sobre el destino o sobre la capacidad de renovación de la vida. Más allá de las posibles lecturas que el álbum pueda generar, lo cierto es que se trata de un -clásico  que tiene el don de cautivar a los niños con un relato conciso y atractivo, y con imágenes muy cercanas a su mundo imaginativo.

Carle fue un innovador al usar el troquel como un elemento clave dentro de la historia. Según la experta Judith Rovenger, -esta primera obra de un autor de primera lí­nea representó un extraordinario avance en el formato tradicional de los libros para niños .

Sobre la brevedad de La oruga muy hambrienta (cuyo texto solo tiene 224 palabras), Carle ha comentado en tono jocoso que, mientras algunos autores de libros para adultos empiezan un libro con una idea que puede expresarse con 35 palabras y la llevan hasta 35 mil, los creadores de libros para niños hacen justamente lo contrario: -Tienen una idea de 35 mil palabras y la reducen a 35. Eso es una exageración, pero eso es lo que está ocurriendo con los libros ilustrados .

Sus ilustraciones están realizadas con la técnica de collage. í‰l pinta papeles a mano, con acrí­lico de colores brillantes, y luego los recorta, los superpone, los contrasta, y crea con ellos composiciones estilizadas y provocativas, que ponen de manifiesto la importancia que tuvo el movimiento Balhaus en sus años de formación. Carle admira el trabajo de otros grandes ilustradores que, al igual que él, han optado por esta técnica, como Leo Lionni y Ezra Jack Keats.

El éxito de sus libros quizás sea deba a la forma magistral en que refleja en ellos la curiosidad de los niños por saber más sobre el mundo que les rodea. Al respecto, Carle ha comentado: -Muchos de mis libros tratan de salvar la distancia entre el hogar y la escuela. Para mí­, el hogar representa o debe representar, calidez, seguridad, juguetes. La escuela es un lugar nuevo y extraño para un niño. ¿Será un lugar feliz? ¿El profesor y los compañeros de clase serán amigables? Creo que el paso del hogar a la escuela es el segundo mayor trauma de la infancia (el primero es, por supuesto, haber nacido). De hecho, en ambos casos se deja un lugar de calor y protección por otro que no se conoce. La incógnita a menudo trae consigo el temor. En mis libros, intento de contrarrestar ese temor y reemplazarlo con un mensaje positivo. Creo que los niños son naturalmente creativos y que tienen ansiedad de aprender. Quiero demostrar que el aprendizaje es realmente fascinante y divertido .

En 2002, Carle y su esposa Barbara, ex profesora de educación especial ayudaron a fundar el Eric Carle Museum of Picture Book Art en Amherst, Massachusett, el primero en Estados Unidos dedicado a los libros álbum. En sus instalaciones se han expuesto ilustraciones de artistas de la talla de Beatrix Potter, Maurice Sendak, Leo Lionni, Arnold Lobel, Mitsumasa Ano, Quentin Blake, Tomie dePaola, Virginia Lee Burton, Leo y Diane Dillon, Chris Van Allsburg y el propio Carle, entre otros muchos.

Después de vivir durante largos años en Northamton, Massachusetts, Carle y su esposa decidieron adquirir una casa en Cayo Largo, remodelarla y trasladarse a Florida. La casa, diseñada por Luis Pons, un arquitecto venezolano radicado en Miami, ha sido descrita por Carle como -de aspecto tropical, latinoamericano y caribeño . En su pequeño paraí­so, Carle sigue jugando creativamente con sus papeles coloreados, y tiene como vecinos a iguanas, pelí­canos y delfines. La magia que le permitió crear La oruga muy hambrienta conserva su lozaní­a.

2009