'Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre
  • 'Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre", de Graciela Montes, ilustraciones de Oscar Rojas. Buenos Aires: Colihue, 1995.

Tarde de perros

Alicia Salvi

Dos miradas, dos perros, cuatrocientos años de distancia

Hubo en un tiempo –hace apenas cuatrocientos años– un señor Don Miguel, valiente, amigo de la libertad y de las Letras que escribió páginas tan potentes que aún resuenan en mi memoria.

No es extraño que por eso, hace poco, ordenando mi biblioteca –eternamente desordenada por los saqueos a que la someto siempre antes de ir a dar una clase–, me topé con el Coloquio de los perros incluido en las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes Saavedra y vi que tenía varios libros todos muy distintos entre sí cuyos protagonistas o bien eran perros, o los perros jugaban en ellos un papel importante. He aquí, me dije, un recorrido lector interesante.

Empecemos, entonces por el Coloquio. Cipión y Berganza, dos perros que cuidan un Hospital y a quienes, no se sabe por qué encanto, se les ha concedido el don del habla pasan toda una noche hablando y Berganza cuenta a Cipión su vida. Queda para la noche siguiente el relato de Cipión, que la novela promete pero no incluye. Está escrita en forma de diálogo con una introducción que cierra la novela anterior –El casamiento engañoso– en que El Licenciado y el Alférez conversan y el Alférez sostiene que ha sido testigo de este diálogo y ha puesto por escrito uno de los relatos. Cervantes se vale de la “mirada perruna” para mirar desde afuera la sociedad de su época a la cual critica y satiriza –con el recurso del “extrañamiento” (¡y faltan aún tantos años para que nazca y escriba Bertolt Brecht!). Con la aparente ingenuidad que le confiere la mirada de un ser diferente, pretendidamente ignorante de las relaciones sociales, pero que con filosofía y buen sentido va señalando todo lo ruin, lo mezquino, lo acomodaticio que hay en las relaciones entre los seres humanos, da cuenta de las relaciones entre poderosos y sometidos –amo y perro en este caso– y sienta una ética inversa, tal como lo hace en el Quijote.

Tenemos aquí una mirada que juzga; pasemos ahora a una mirada auténticamente animal, despojada de todos los prejuicios que el mirar humano tiene sobre el resto de sus congéneres. Me refiero a la novela Los ojos del perro siberiano, de Antonio Santa Ana.

Este texto, que incluye el tema del sida, pues justamente es el dueño del siberiano quien está enfermo, alumbra situaciones de crecimiento de su hermano menor y da cuenta de las hipocresías y negaciones de los adultos a la vez que cristaliza toda la inocencia y carencia de prejuicios en la mirada del siberiano: no hay pena, ni rechazo, ni conmiseración ni condena en esos ojos, son los únicos ojos que lo miran como antes, cuando no estaba enfermo.

Tres chicos y tres perros

Casi todos los chicos quieren tener un perro, establecen con ellos una relación de compañerismo y complicidad y son presentados como una compañía favorita en muchos libros para niños. Vamos a conocer ahora a tres chicos que tuvieron perro: Isabel y Milk (un precioso foxterrier) de El perro de Isabel, de Jesús Ballaz; el chico y el perro de Miedo, de Graciela Cabal, y Lucas y su perro Timorato de Seis veces Lucas, de Lygia Bojunga.

En los tres casos los perros cumplen un papel absolutamente benéfico en el desarrollo emocional de los protagonistas: gracias al perro, el chico de Cabal supera sus miedos. Isabel vence su timidez pues no se anima a recitar en voz alta pero, cuando su perro Milk, quien tampoco ladra pues tan vergonzoso como su dueña, la anima, finalmente Isabel se atreve y supera sus inhibiciones.

Lucas quería un perro para su cumpleaños, su padre se lo promete y lo olvida, cuando Lucas lo confronta en su fiesta delante de todos los invitados, sale apresuradamente a comprar uno, no para complacerlo –el padre de Lucas es uno de esos padres que piensan que los hijos están para complacerlos a ellos– sino para no quedar mal parado frente a los otros adultos. Al no encontrar veterinaria abierta vuelve con un perro callejero a quien Lucas bautiza Timorato.

Él es también un niño temeroso y angustiado –motivos no le faltan como verán quienes lean el libro– y lo bautiza así pues su profesora de Plástica al acariciarle dulcemente la cabeza lo ha llamado “timorato”.

Es la misma mujer que su padre elige para uno de sus incontables episodios de adulterio y de la que el propio Lucas está enamorado. Cuando le escribe una pequeña esquela para decírselo es tanto su terror de que ella la olvide y los otros alumnos o un extraño puedan encontrarla que vuelve a la clase para comprobar si la nota aún está allí y ve una escena amorosa entre su padre y la profesora.

Timorato muerde a su padre y éste lo abandona en la ruta... ya no volverá a aparecer, por lo menos en carne y hueso pero sí en sueños donde cumple un rol verdaderamente decisivo al luchar contra la Cosa –que es el nombre que Lucas da a su angustia.

Quisiera provocar en ustedes el deseo de leer estos libros y esa es la razón por la cual no me extiendo en más consideraciones ni detalles.

De las leyendas griegas a Harry Potter: el Cancerbero y su descendiente

El último de los doce trabajos de Hércules consiste en capturar vivo al feroz perro Cerbero o Cancerbero que custodia las puertas del infierno, cuando Hércules llega y le anuncia su cometido a Haides, dios de los muertos, éste lo autoriza a condición de que lo capture él solo y sin usar arma alguna.

Eternamente aullaba el terrible animal, tenía tres cabezas y por cada una de sus fauces lanzaba horribles llamas. Su cuerpo terminaba en una cola de dragón y su ladrido terrible, como de sonoro bronce, hacía temblar a los que se acercaban. Hércules lo tomó por el cuello, allí donde se unían las tres cabezas y logró someterlo. Cuando se lo presentó al rey Euristeo éste asustado no supo qué hacer con él y Hércules lo devolvió al infierno.

Han pasado los años y en el primer volumen de la saga de Harry Potter, Harry Potter y la piedra filosofal, Harry y sus amigos ingresan al corredor prohibido y se encuentran con un perro monstruoso que llenaba todo el espacio entre el techo y el piso, con tres cabezas, tres pares de ojos enloquecidos, tres narices que los olfateaban y tres bocan que chorreaban saliva de los amarillentos colmillos. Sus profundos gruñidos eran inconfundibles.

Nos resulta familiar, sin duda. Cualquier parecido es imputable a las lecturas de Rowling de mitología griega.

Una perrita infiltrada y un perro con mal aliento: dos perros con humor

No hay caso con los perros, se meten en todas partes.

No hay caso con los escritores, son irreverentes y meten a sus propios perros en todas partes, hasta en sus libros, y eso no sería nada teniendo en cuenta de la correa de quién viene el perro –la propia Graciela Cabal–, quien hasta en la mismísima Biblia metió a su perrita Lilit, simpática y pretenciosa, sobre todo a la hora de elegir amores, pero no tuvo más remedio que someterse a los designios de Dios, que no por nada es el Todopoderoso.

En el Arca de Noé no quería entrar esta Lilit por no gustarle el macho de su especie –único ejemplar naturalmente– que le había sido destinado, y eso que en ello le iba la vida... pero afortunadamente Noé pudo convencerla, no por nada tenía seiscientos años y un matrimonio duradero.

Encontramos este relato en El arca de Noé de La Biblia contada por Graciela Cabal.

En Hallitosis, un álbum ilustrado desopilante de Dav Pilkey, disfrutamos de una deliciosa peripecia perruna: Hally el perro de los Tosis, sufre de mal aliento, o sea halitosis, pero es alegre y amistoso. Una noche que entran ladrones los recibe muy alegremente cn lambetazos y así logra desmayarlos y convertirse en un perro guardián y famoso a quien todos aceptan a pesar de su problema.

Un perro dado vuelta

Para cerrar provisoriamente esta lista que sería posible extender con muchos otros títulos quiero llamar la atención sobre un título de Olivier Douzou: Cándido. Se trata de un pequeño álbum que cuenta la sencilla historia de un perro que se pierde llamado Cándido. Sólo con creatividad y permitiéndose manipular y jugar con el libro como un objeto es posible asistir a la reaparición de Cándido.

Conclusiones

Los recorridos lectores pueden organizarse de muchos modos, por autor, por género (epistolar, por ejemplo), por un subgénero (cuento policial, fábulas, leyendas), por un tema, por un origen común, porque los libros hacen entre ellos un contrapunto, por las preferencias del mediador...este último criterio si bien parece arbitrario –de hecho, lo es– puede dar lugar a ricos itinerarios que los lectores u oyentes ampliarán.

A partir de este desfile de perros pudimos transitar por clásicos, obras de gran éxito editorial, textos que toman riesgos en las temáticas que presentan –adulterio, sida– estudio de fuentes, lectura de imágenes, y transitar por variedad de tonos, incluso el humorístico.

La profusión de materiales con un elemento en común permite apreciar la gran riqueza de las diversas soluciones que da cada texto y los inscribe a todos dentro de la tradición literaria y esa gran red de voces que guardan todos los libros.

Podemos afirmar para cerrar que un libro es mejor comprendido y adquiere más sentido cuando interactúa con otros, con muchos otros...

Y en este caso como decimos siempre, un libro trae a otro libro, un perro trajo a otro perro, y a otro,y a otro, pero yo me voy pues se ha formado una jauría y yo, en verdad, a los perros...¡les tengo miedo!

 

Bibliografía:

Harry Potter y la piedra filosofal, de J.K.Rowling. Emecé, Buenos Aires, 2000.
Miedo, de Graciela Cabal, con ilustraciones de Nora Hilb, Sudamericana, 1999.
Hally Tosis, de Dav pilkey, ed. Juventud, Barcelona, 1998.
La Biblia, contada por Graciela Cabal, ilustrada por Dora Cavalllero, ediciones Colihue.
El perro de Isabel. La timidez. Jesus Ballaz,con ilustraciones de F. Infante y texto pedagógico de A. Amorós, Norma, Barcelona, 1990.
Seis veces Lucas, de Lygia Bojunga, ilustraciones de Alejandro Ortiz, Norma, Bogotá, 2000.
El Licenciado Vidriera y otras novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes Saavedra, editorial Salvat, España, 1970.
Las mejores leyendas mitológicas, Editorial Brughera, Madrid, 1978.

Otros cuentos cuentos con perros:

Batata, de Graciela Cabal,con ilustraciones de Sandra Lavandeira, Sudamericana, 1998.
Mucho perro, de Silvia Schujer, con ilustraciones de Pez, Alfaguara, 1999.
Cuidado con el perro, de Liliana Cinetto, con ilustraciones de Marcela Calderón, 2001, Colección Leer es genial, Santillana.
Roverandom, de J.R.R.Tolkien, con ilustraciones del autor, editado por Christina Scull y Wayne Hammond, Barcelona,1998.
Algunos niños, tres perros y más cosas, de Juan Farías, con ilustraciones de Arcadio Lobato, Ediciones Austral juvenil, Espasa Calpe, Madrid, 1984.